Parecía que no podían ir peor, pero sí. El Blackburn, que marchaba último, remontó al Arsenal con dos goles en propia puerta y se llevó los tres puntos. Cada vez hay menos margen para las excusas...
Se adelantó el Arsenal merced a un buen gol de Gervinho, una auténtica pesadilla para la defensa del conjunto de Lancashire durante toda la primera mitad. Aunque controlaba y tenía el balón, el Arsenal pecó durante algunos minutos de suficiencia y horizontalidad, y entre medias llegó Yakubu para poner el empate atravesando con cincel una defensa que es, probablemente, de las peores de la Premier en la actualidad.
Con el empate, Ewood Park vibró pero no reventó, ya que antes del descanso Arteta pondría el 1-2 al más puro estilo Cesc. llevando a las redes un contragolpe de manual. Pero tras el descanso llegaría la auténtica cara B del Arsenal, la que cayó 8-2 contra el United tres partidos atrás y la que, con toda probabilidad, le espera durante la temporada. Dos goles en propia puerta (Song y Koscielny) y el segundo de Yakubu (en fuera de juego) subieron el 4-2 al marcador.
Al final, con la armería volcada en la meta de un Paul Robinson inspiradísimo del que cualquiera diría que sigue siendo uno de los metas más discutibles de Inglaterra el Arsenal sólo pudo sacar el tercer gol, gracias a un gran cabezazo de Chamakh, otra de las censurables inversiones del Arsenal de los últimos dos años. Al final, tres puntos para el último y sollozos para el Arsenal donde, más temprano que tarde, alguien debería empezar a cuestionarse cosas.
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